Me había propuesto escribir un post en el que pudiese reflexionar un poco sobre el “Pop art”, tendencia que me gusta bastante y en la que me fijo mucho para mis pequeñas creaciones, pero sinceramente, abandono por falta de información.
Y es que intenté buscar algo decente en la biblioteca universitaria pero entre que el Opac no funcionaba y que sobre estos temas la escasez es notable… pues pensé recurrir a las búsquedas en la red, pero la verdad son poco fiables, creo yo.
Así que me quedo con las ganas de saber y escribir sobre ello, que se le va a hacer.
De todas maneras me voy a agarrar a un clavo ardiendo. Siempre es mejor ver el arte que hacer innecesaria literatura sobre él, quizá es algo que nos ahorro a todos (es ironía).
Los que me conocen dirán que vaya un historiador del arte de pacotilla. Bueno, que se calme la voz del pueblo, que es ante todo una cuestión de humildad.
En fin, os cuelgo una imagen un tanto siniestra que me ha salido.
Sirva como punto de inflexión para aquellos que piensan que el arte debe ser una herramienta para crear “cositas bonitas”.
Y así, al más puro estilo de Eduardo arroyo (imprescindible), y los muy reconocidos, y extintos, Equipo Crónica, me carcajeo de las tradicionales representaciones del ideal de belleza (Rubens, Botticelli, y un interminable sinfín de autores).
Creo que esto del horror es algo que últimamente me llama, y seguro que alguna cosa más caerá. También lo de reinterpretar los dogmas del arte.
Quien sepa un poco de arte sabrá que no tengo nada de novedoso, y sí mucho de manido, pero no deja de ser interesante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario