viernes, 25 de abril de 2008

¡ATCHIS!

El martes, de una manera tonta y repentina, se me agarra un resfriado. Uno de esos que llegan en el peor momento, cuando hace buen tiempo y dan ganas de trotar por el monte. Desde siempre, estas cosas del moqueo consiguen bajarme el estado de ánimo hasta que me aplatano repanchingado en mi habitación. No tiene remedio, se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa, incluso de pensar.

Cambiando de tercio os cuento otra cosa. Mis conocidos y amigos que se van a presentar a las oposiciones de secundaria, están ya que explotan. Una mezcla fatal de histeria y miedo. Lo cierto, es que el maldito examen que nos vuelve un poco locos está a la vuelta de la esquina. Será por estar más dormido que otra cosa, o que después de un año dando por saco, se me ha quitado el susto; pero de cualquier modo, veo tranquilamente como se me escapan los días arrancando hojas del calendario.

Yo, siempre a la contra, no me pienso poner nervioso. Pero preocupado, un poco si que estoy. Es que si esta aventura no sale bien, no sé que me deparará el futuro; siempre tan incierto ¿Verdad? De momento, me ahogo entre papeles, ideas y repasos.

Al menos una cosa buena he de decir, se trata de que al margen del resultado, este año ha tenido cosas bonitas. Digamos que la rutina diaria, por obligaciones de temario, ha sido el estudio de la historia. En general, desde el mundo clásico hasta el siglo veinte. De veras que me alegro de saber más que nunca; es que de Arte ya acabé hasta las narices.

Así que el hábito, la costumbre, me ha terminado por enamorar más aún de todo lo que tenga que ver con el pasado. Espero que entiendan que esto último es una confesión gratuita y seguramente innecesaria, pero como saben, tiendo bastante a estas cosas.

¡Es difícil ser humanista en estos tiempos que corren!


miércoles, 16 de abril de 2008

EN LA VARIEDAD ESTÁ EL GUSTO; PERO A VECES, EL DISGUSTO

Hay momentos en que a uno le cuesta no indignarse. Más de dos millones de personas siguen las tonterías que suelta el entrenador de la selección española. De fútbol, claro, que no hay otro deporte que merezca tanto interés. Cada uno malgasta su tiempo libre como le viene en gana, y ahí no puedo meter yo las narices; estaría bueno. Pero, la verdad, me produce tristeza que el balompié despierte tantas pasiones; sobre todo cuando hay mil problemas más importantes a la vuelta de la esquina. Debe ser aquello tan antiguo del pan y circo. O la triquiñuela tramposa de desviar la atención del personal, alejando de la opinión pública los asuntos verdaderamente importantes.

Sé que algunos dirán, oiga usted, que se trata de la selección que representa al país. Cierto, como asunto estatal interesa y debe ser tratado. ¿En hora de máxima audiencia? Quiero decir, que es posible que a los ciudadanos de seso inquieto, les interese todavía más que algún que otro juez se deje caer por el programita para atender toda una serie de inocentes preguntas sobre la marcha de la Ley en España; a lo mejor, quizás sería mucho más vital que nos explicasen por qué es tan fácil actuar de manera fraudulenta en los asuntos del hormigón; qué nos queda de nuestro precioso litoral; o por qué un país tan intrépido y viajero como este, desprecia el fenómeno inmigrante, y un largo etcétera, que me canso y me irrito.

No olvido, que como siempre, hacemos el ridículo. Este equipo, por lo que sea, cuesta más cuartos de los que cualquiera de mis compadres y yo pudiéramos juntar en toda una vida. Aunque pusiésemos todo nuestro ahínco, se lo digo de veras. Bueno, lo peor es el recochineo ¡Este señor, pidió que tuviésemos fe! Debería alguien recordarle cuantas veces ha prometido retirarse. Pero ¡Ay! El vil metal le llama demasiado. Será mejor esperar a que le echen, que así, seguro se embolsa jugosas cantidades monetarias.

Cambiando de tema, si se me permite, también me asaltan otros asuntos. El Chikilicuatre, creo que así es como se escribe, es a día de hoy la sensación. Personalmente, desencajo la mandíbula de tanto reír; es que pocas bromas se gastan como estas. Desde luego no me interesa si vive o muere Eurovisión. No soy de esos. Lo gracioso el que el Gran Wyoming, genial humorista de estas latitudes, se marca una tremenda parodia de la cancioncilla. Y, cual nocturnos acechantes, salen gentes que se sienten agraviadas por el mensaje. Por favor, en que país vivimos. Véanlo en Youtube y juzguen.

Por cierto, ¡viva la República! Otra cosa que merece reseña; y ya lo creo. Estoy seguro de que hace falta un día en el calendario, dedicado especialmente a recordar a los que cayeron por la legitimidad; de cualquiera que fuese su color, que los hubo de todos. Aunque, mejor soy cauteloso, que al final, con el caos que montaron ciertas gentes de las que mejor no me acuerdo, allá por el verano del año treinta y seis, cada cual tiró por su pelleja. De todas formas, como ciudadano, me honra el poder encontrar, en la historia de este secarral que llaman España, un oasis tan interesante. Desde luego, dignos del recuerdo fueron aquellos años; aun tan cerca en la memoria y sin embargo, generalmente olvidados ¡Viva la República!

Para finalizar, en este país de futboleros, me apunto al baloncesto, que por lo menos, así evito que me metan goles. Que para eso ya hay muchos espabilados. Será que me cae bien Gasol. Un saludo.

domingo, 6 de abril de 2008

FALTA DE PERSPECTIVA

Que hoy existe una falta de valores, que ya no hay reglas que rijan las actitudes y que el comportamiento es en exceso liberal, es actualmente una opinión bastante extendida en nuestro país. Ciertas gentes propagan una sensación de vivir en tiempos de inseguridad, de inestabilidad y de ruptura de un equilibrio, que proclaman defender; y justamente con los argumentos que más minan dicha posición, es decir, no se puede uno convertir en el profeta del Apocalipsis y pretender con ello vendernos la quintaesencia paradisíaca. No señor.

Esta ausencia de la que se nos advierte, o mejor dicho, el lamento por la pérdida de tiempos mejores, y no es casual que siempre son los que se marcharon, nos acecha por doquier. Yo no estaría tan seguro.

Más bien creo que se trata de una falta de perspectiva histórica, y del acelerado ritmo del estilo de vida que nos ha tocado vivir; nos guste o no. De la velocidad, del poco tiempo para asimilar los cambios, de la aparición de generaciones que parecen estar más distantes que nunca respecto de las inmediatamente anteriores, se puede desprender el porqué, la razón por la cual aparecen este tipo de defensores de la moderación.

Si hacemos caso y nos creemos que la ley, esas convenciones legales que expresan lo que consideramos esencial para la coexistencia mínima, ya no existe, y por favor no me la confunda con justicia, que no es lo mismo, me pregunto cómo es que sigue amaneciendo todos los días; que la cosa marcha, ni mejor ni peor que antes, pero marcha, y que las personas hoy cómo ayer se emocionan con las mismas cosas que podríamos llamar universales, porqué son inherentes a la condición humana; quiero decir que ser persona implica ser capaz de ponerse en el pellejo ajeno, acompañar al amigo y al desconocido en la desgracia, reírse con los mismos chistes, sentirse orgulloso al prestar ayuda o auxilio al que lo necesita y llorar con las mismos infortunios, sean o no ajenos; y un larguísimo etcétera.

Porque si hablamos de valores, a los que se concede una importancia esencial ya que son imprescindibles para la convivencia en sociedad, tendremos que aceptar primero, que en realidad es algo más bien artificial y que cambia con el tiempo, la época y las gentes que de ella forman parte; y segundo que quién se proclama su garante acaba por querer imponernos su particular punto de vista. Por eso, son relativos, y como tales mejorables.

He escuchado que lo que caracteriza los tiempos actuales es la ausencia total de paradigmas, el eclecticismo que nos invade, y la falta de grandes ideales. Por si no he sido claro hasta ahora, lo vuelvo a decir, no puedo estar más en desacuerdo.

Y es que como digo, el problema está en que aun no ha pasado el tiempo necesario como para que podamos discernir entre las grandes tendencias que dominan hoy el mundo.

Por no poner un ejemplo político, recurriré a uno de carácter social; diré que la confusión y el desconcierto ante la creación artística de la actualidad, cuyo principal postulado es el “todo vale”, con el tiempo desaparecerá; y lo hará porque poco a poco se irán puliendo las tornas, y eso que hoy vemos como un exceso de apertura, o al revés, una escasa lista de requisitos que hay que cumplir para considerar algo como una obra de arte, dejará de asaltar nuestras mente inquietas, porqué al fin, el proceso de filtrado absoluto que supone sin excepción el paso del tiempo, distinguirá lo superficial de lo importante.

Y lo mismo pasa si aplicamos esta idea al resto de elementos que aparecen implicados en la vida del grupo, de la masa, de la sociedad. Pero no voy a dejar de decir que me parece hasta cierto punto peligroso que se utilice la incapacidad para asumir que todo es continuamente cambiante, y que nada se mantiene de forma eterna para vendernos un estado de cosas poco menos que caótico y al borde del abismo.

Lo que me hace estar seguro de estas palabras es que las cosas importantes que hacen que uno se sienta orgulloso de ser humano, de ser persona; esas cosas que emocionan y que son propias del hombre desde que es hombre, aparecen desde los primeros tiempos, y se mantienen en la actualidad. Pero esto, no es más que reiterarme.

Así que de falta de paradigmas nada de nada, simplemente valores cambiantes y relativismo al analizarlos; en todo caso podemos decir que estamos en un momento de revisión en el que los reescribimos, pero esto, sería concedernos una importancia que solo el futuro puede demostrar como verdadera. En fin, ya lo dije, se trata de falta de perspectiva.

jueves, 3 de abril de 2008

MANIFIESTO DEL EGOARTISTA

“(…) La mejor manera de ser coherente es hablar de lo que se conoce; basta de hablar por hablar.

Lo que mejor conoce cualquiera, es su propia persona; nadie le conoce a uno, como él mismo.

Es evidente que el EGOARTISTA debe centrarse en su particular forma de percibir lo que le rodea, para lanzar al exterior su singular visión.

No es un egoísta, es sincero con los demás.

Su arte no implica un punto de vista profundo, ni una tremenda reflexión, simplemente es espontáneo intentando transmitir lo que piensa y lo que siente. (…)

Es un movimiento de técnica libre.

Potencialmente todos pueden ser EGOARTISTAS geniales (…).

Representa en esencia, y de forma directa, lo que a todos nos hace humanos; es el nexo común que la humanidad ansía.

El EGOARTE es la aspiración suprema del artista.

El EGOARTISTA es el mejor artista de sí mismo (…)”.

John Difool, “Extractos de mi pensamiento abstracto” (1991)

Lo encontré por ahí, lo transcribo y he de decir que me apunto a esta corriente porque muchos dicen que siempre me dibujo a mí mismo; mi hermano incluso se irrita. ¡Ojo! fue escrito por un colectivo, aunque Difool lo recogío de forma personal al final de su vida. Espero que os guste, yo lo encuentro muy interesante.

miércoles, 2 de abril de 2008

BUZO; DE PROFESIÓN SUPER HÉROE

IMAGEN Y MENSAJE AL SERVICIO DE LA CONCIENCIA

Me encantan los carteles reivindicativos, sobre todo esos que surgieron a mediados del siglo XX, e incluso un poco antes; Siempre me han impresionado los que hacían los soviéticos, que utilizaban mucho el fotomontaje (para enfocar el mensaje a la masa) y espero dentro de poco tener tiempo para hacer uno con esa técnica. Éste lo he hecho casi sin querer para ir probando.


¡ESTOS ROJOS!